miércoles, 6 de junio de 2012

Algo pasa con Heidelberg

Con esta entrada y en esta fecha comienza una serie que, como siempre, iré continuando conforme se me apetezca, con la intención de volcar pensamientos, fotos y aventuras, en plan auto-terapia (odio la expresión autoayuda; suena a que alguien te dice que tienes que ayudarte a ti mismo... paradoja pura).
Después de unos maravillosos días con la maravillosa Marta, toca empezar a currar. Duro. Buen ambiente de trabajo. Muy europeo, el ambiente. Global la composición. Comparto despacho con un tipo cuyo nombre suena a hindú (debe serlo, creo), y tengo de vecino a otro austríaco. He almorzado con chinos/as, alemanes, austríacos, coreanos e hindúes... que yo sepa. Todos simpáticos. Había más gente, pero no sabía sus nacionalidades. Tampoco es que importe mucho esto, pero a uno, que viene de la homogeneidad nacional más absoluta, esto le parece (como siempre que salgo por ahí) un soplo de aire fresco. Y también como siempre, sólo charlando de fútbol ya se aprende.
A partir del viernes solucionaré asuntos relacionados con las ventajas que ofrece trabajar en esta Universidad. Te dan una tarjeta con la que, por ejemplo, puedes comer en super-comedores por precios ridículos. Casi gratis. Y a partir del lunes me compraré una bici, que la propia tienda me recomprará (si no le pasa nada excesivamente malo a la bici) cuando me vuelva a Iberia. Tienda es metafórico. Dos o tres módulos prefabricados unidos, con forma de taller de bicis y venta de usadas. Los tres tipos tenían bata azul de trabajo y buenos medios. Es decir, lo suficiente para un negocio productivo, en una ciudad donde la clave de la economía es la bicicleta, porque el transporte público le parece caro hasta a los locales; imagínate lo que nos parece a los extranjeros.
Bueno, unas cuantas fotos seleccionadas de estos días.

Anímate y escríbeme un comentario explicando cómo este tío se mantiene así durante horas. Te lo juro, no se mueve. Cuando le echas una moneda dice que sí con la cabeza una vez, como gesto de agradecimiento. Menos mal que probé, para ver si me daba la solución, con 50c. Si le echo 2€ y me dice que sí, le hago la zancadilla en el palo.

Hipnótica vista de la repostería local. Tremenda fuente de placer y calorías.

Pues lo dicho. Este es el parking de la estación central de ferrocarril, nudo de comunicaciones (bus, metro y tren).

Otra de las características del mundo desarrollado es el diseño. Esto es un quiosco de los años 60, construido como equipamiento de un campo de fútbol (a la izquierda en la foto), pero, desgraciadamente, sin servicio. Es hipnótico. Si eres arquitecto/a, por favor deja tu comentario sobre el diseño. Esta ciudad está llena de efectos arquitectónicos como para pararse un buen rato a contemplarlos.

Funicular al Castillo y más allá. A los barrios altos del monte donde está el castillo.


Una vista desde los jardines del Schooll.

Detalle de un picaporte en una puerta del schooll

La aspirina, uno de los hitos en el inventario alemán. Como la fregona lo es en el español.

Universitatplatz. O como se escriba, que aún no me he apuntado al curso de alemán. Obsérvese, no sólo la cantidad y variedad de bicicletas, sino también que no están amarradas a ninguna parte (aunque tengan un cable con llave bloqueando la marcha). Carne de cañón si algún amigo de lo ajeno con furgoneta le apetece llevarse unas cuantas.

El Carolinum. Edificio central de gestión de alumnos, en pleno centro histórico.

Más vistas desde los jardinas del castillo. Espectacular la ciudad, imponente la presencia del río, que como a todas las ciudades con río, aporta una gran personalidad. El paseo o running junto a la línea de agua no puede ser mejor.

Otra plaza, bonita, sí, pero especialmente interesante por la pastelería - cafetería de la esquina.


2 comentarios:

  1. Hola pettardoo, me alegra saber que disfrutas del primer mundo. Viendo las fotos de Heidelberg he recordado un viaje a Praga, pero con más bicicletas. Yo creo que el "tío colgante" esta sentado en una estructura metálica (similar a una F, sin palito pequeño) que se sustenta sobre una pesada chapa. Espero que el trabajo, la Eurocopa, las rubias, el entrenamiento, etc. te dejen tiempo para seguir publicando entradas sobre tu estancia en ese bonito lugar. Un abrazo

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    1. Querido Algarvío, no podía esperar menos de tu perspicacia... pero confírmame que, cuando lo viste, tuviste que pensarlo. Yo eché un par de minutos perplejo, sabiendo que había explicación, pero sin encontrarla. Por aquí andaré escribiendo a ratos. Forte abraço.

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