


El gerente de O Infante, se ha hecho cargo hace un par de meses de una maravilla arquitectónica contemporánea, con un restaurante dentro, sobre un cerro al borde del Atlántico portugués. Barbaridad ecológica aparte (a lo hecho, pecho), Lo ha hecho bien, porque se come estupendamente a precio razonable; claro, si tenemos la habilidad de interpretar adecuadamente las cartas portuguesas. Es decir, "arroz para cuatro" se traduce al portugués como "una olla de arroz enorme donde comen las familias de las 36 viviendas de tu bloque". He aquí unas muestras gráficas. La piscina con la lámina de agua a nivel del horizonte azul atlántico es, sencillamente, divina.