domingo, 31 de enero de 2010

La impenetrabilidad de los cuerpos


Siempre me gustó la Física. En el Instituto, los días que había prácticas, de campo o de laboratorio eran equiparables, en la escala de ilusión adolescente, a los de educación física. De más mayor uno se da cuenta de que hay cuerpos más penetrables que otros. Pero ese es otro asunto.
Y mira que Antonio me lo decía. "Quillo, no corras tanto", "Quillo, cuidao con esa china de 1000kg.", "Quillo, cuidao con el pino del final de la cuesta abajo"... Y yo creía que iba bien. Rápido, pero bien. Y el pino se movió. Joer, qué porrazo. Menos mal que le di de plano con la parte de mi cuerpo que mi legítima siempre dice que es la más dura: la cabeza.
Desde luego que el pino era impenetrable, y que mi cuerpo y el suyo no podían ocupar, simultáneamente, el mismo espacio.

1 comentario:

  1. entrenar no entrenaremos pero cada vez nos superamos más con las fotos

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