viernes, 20 de agosto de 2010

Fort William, día 4.

Paseo por el canal hacia el norte, donde no me sorprendió demasiado ver a un tipo planteándose retos serios con su moto de trial. Este entorno es perfecto para la modalidad, y los británicos, si bien no han fructificado en otras, sí han están muy presentes y han conseguido títulos en esta. Ahora ando desconectado de la competición motociclista, pero por lo que me encuentro de vez en cuando por los canales especializados, así lo confirman. Escocia, además, alberga una prueba del campeonato del mundo, si mal no recuerdo. Pues nada, que mientras un padre y su hija, con botas de goma, recogían flores y bromeaban, el de la moto hacía cabriolas, y nosotros nos volvimos, para dar una vuelta cerquita con el coche. Después, llenar el frigorífico y relajarnos por la zona. Tanto que al ir a la ciudad casi alcanzábamos el toque de queda no impuesto de las 18hs, cuando las calles comienzan a quedar desiertas y la soledad impera donde mires. Extrañas estas cuestiones culturales. Luz de día, y apariencia de ciudad fantasma. Impone un poco, realmente. Bueno, pues a casa, briquedos con niñas y película, en español.

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