

Hemos pasado un magnífico día de exploración por los aledaños, con el coche. Y la verdad es que, al final, nos hemos pegado un buen tute. Sin prisa, pero sin pausa. Unas 20 millas al norte, en la entrada marina hacia Inverness y el Lago Ness, hemos encontrado un faro precioso, desde el que parece que pueden avistarse, con suerte, algunas familias de delfines que se mueven por la bahía. Las playas, los núcleos pesqueros que hemos visitado, el bistro de Fortrose donde hemos comido.
Sí, al final hemos sido incapaces de tomar los horarios locales. ¿Quién coño almuerza a las 12? Y lo que es peor, ¿Quién demonios cena a las 18hs? El caso es que después de paseos por la playa, fotos de todos los tipos y a todo lo que se movía y lo que no, nos dirigimos, Lago Ness abajo (al sur) hacia el castillo de Drumnadrochit, Urquhart o algo así, ruinas sobre el lago, pero con un emplazamiento tan impresionante y bello que practicamente se agradece que estén en formato de ruina- conservada; quizá porque hacen que la imaginación trabaje más. Lo que extraña en el caso de los castillos, tan abundantes por esta zona, es que están bien conservados, dada la enorme cantidad de guerras, de toma lo tuyo y dame lo mío, que este personal tiene en sus haberes. Como máximo cada 70 u 80 años, había un cambio de algún tipo; de clan, de ejército (escocés – inglés) de país (guerras mundiales) que hace prácticamente milagroso que se mantengan medio en condiciones. Y los hay que están casi en su estado original (yo era mu chico y no me acuerdo de cómo eran hace 3, 4 o 500 años).
Para acabar el día hemos paseado un rato por Inverness, capital de las Highlands. Bonita, con un canal que atraviesa la ciudad, con un par de calles centrales peatonales, iglesias góticas o georgianas. Bueno, bonito como todo esto, similar estilo arquitéctónico, aunque en el caso de las ciudades difícilmente resisten al empuje globalizador multicultural y económico: franquicias mundiales de hamburgueserías, bocadillos, tiendas de ropa y petroleras, básicamente.
De vuelta a Strathpeffer, negativa a cena local y toma del comedor victoriano, con calentamiento de sopa y diálogo con la casera, que a poco le digas cenqs, te encaja la historia de su familia; o en este caso de los Highlands Games, que queremos ver mañana. A ver.
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